domingo, 2 de mayo de 2010

Acumulación

No quería, en serio que no quería, pero hoy en la mañana me levanté y simplemente me puse a ordenar un clóset. Ni siquiera uno, tan solo 3 repisas del clóset, pero pasaron tantas cosas por mi cabeza que pareció eterno. Ayer le dije a mi marido: no estoy en condiciones de ordenar los clóset, eso es una tarea titánica y sigo pensando lo mismo, pero necesitamos el espacio...

¿Qué encontré en estas repisas? Juguetes de mi hija cuando era más chica, cuadernos mios de antes de ser mamá y otros de los primeros meses de mi hija, trabajos del colegio y algunos de la univerdad, un test psicológico que me hicieron en el colegio el último año para ayudarnos a elegir carrera (sin comentarios), documentos del banco, boletas de algunas cosas de la casa y mis revistas de guitarra. Esto último es lo único que sabía que estaba ahí porque todavía las uso, lo demás fue todo un viaje al pasado...

Cuando aprendí que la ciencia no es una acumulación de conocimiento, que este no se va apilando década tras década para transformarse en una gran pila de verdades, me pareció súper obvio y me encantó la nueva definición de proceso, más relativa, más cambiante, más dinámica. Y creo que hasta hoy no me había dado cuenta de que también se aplica a la vida misma. ¿De qué me sirve guardar un buen trabajo que mi profesora favorita elogió en el colegio? ¿De qué me sirven las guías de biología del preuniversitario? ¿De qué me sirven los dibujos de cómo yo pensaba diseñar mi patio? ¿Las órdenes médicas de los primeros años de mi hija?

Todo lo que he vivido está presente hoy en mí, de una u otra manera. Además que mucho no he cambiado, pese a las notables diferentes que creo tener hoy con la niña que rindió ese examen psicológico. Me cuesta, pero los recuerdos no viven en lo material. Soy de esas mujeres que quieren guardarlos, tengo el primer regalo que me hizo mi marido hace 11 años, las buenas notas que me saqué hace 15, el librito que me regalaron mis padres para mi primera comunión y eso que no soy católica ni creyente. Soy de esas que relaciona sentimientos con las cosas y creo que es porque muchas cosas me marcan.

Y por eso es que hoy boté muchas de ellas, porque hoy soy capaz de reconocer las marcas que estas cosas dejaron en mí. Soy lo que soy gracias a todo eso. Hoy de verdad he aprendido que la vida es hoy, el pasado es una ánécdota y el futuro una ilusión. El otro día me preguntaron cuales eran mis expectativas con mi hija... Y me choqueó la pregunta. ¿Expectativas con mi hija? ¡Yo solo quiero que mañana se despierte bien! Eso es lo más lejos que llego. Así que cada vez que se despierta, la abrazo, la digo que la quiero e intento disfrutar este día que tengo con ella. Entre otras cosas, tocamos guitarra, ese hobby del pasado que con mi hija revivió. Le contesté a esta persona lo mismo que espero del día de hoy: que ella sea feliz, que sepa que es totalmente amada.

Presentes, pasados, futuros... ¡Qué relativo! A llenar ahora ese clóset con cosas del HOY.

2 comentarios:

  1. qué bien saber que no soy la única!!!! y aunque acabo de regalar juguetes que usé en mi propia infancia (tardía, debo admitir)y de eliminar mi primer diario d vida, aun debo pedirle a mi marido que revise esos "cachureos" de tal o cual cajon, velador, etc... Porque no soy capaz de exponerme a tal avalancha de recuerdos.... y eliminarlos!!!!
    No los necesito, lo se, por algo llevan meses y años en la misma cajita... pero....
    En fin, tambien siento que no son artefactos materiales, son el regalo de graduacion de.. o el que me encontre cuando .... y asi, suma y sigue...
    Mejor me olvido que estan ahi, y le pido a mi marido que los "seleccione" :P

    PD: lo de seleccion es casi a modo de consuelo, en realidad todo resulta "innecesario", y por tanto, eliminado....

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