jueves, 27 de mayo de 2010

Popularidad y decepción en American Idol

Me gusta American Idol. Hace algunos los años lo veo y me involucro y me emociono y todas las temporadas nuevas creo que ninguno es tan bueno como los de la temporada anterior, hasta que me conquistan estos también. Pero hace al menos tres temporadas que American Idol termina con nada más que una gran decepción.

¿Lee por sobre Crystal!? Se repite lo del año anterior, donde el genial Adam Lambert perdió contra aquel concursante cuyo nombre olvidé hace rato. Y si vamos para atrás, ¿se acuerdan del canoso que ganó sobre la niña que cantaba increíble? No me pidan nombres, no soy tan fanática. Pero si me encantaba Adam Lambert, todas las semanas uno quería ver su presentación para ver qué hacía y casi todas las veces nos sorprendió. ¿Cómo olvidar Mad world?

La cuestión está más que clara. La popularidad es cualquier cosa, generalmente un par de ojos bonitos y la boca chueca para el lado al cantar. El talento puede ser muchas cosas, pero rara vez es popular. Después de ayer, me parece que llegar segundo no es tan malo, en Idol creo que salir segundo es sacarse la mejor nota.

martes, 25 de mayo de 2010

Nuevo postnatal de 6 meses en Chile

Como buena mina tonta que soy, hoy reflexionaba sobre las distintas filosofías de vida que muchas veces sin querer le enseñamos a nuestros hijos. Pensaba en que me costó mucho a mí aprender la totalmente clásica filosofía del carpe diem, pero con la segunda parte, esa que nadie sabe del 'quam minimun credula postero' (con la mínima esperanza en el futuro) y que, realmente, fue mi hija quien me la enseñó a mí.

Entre estas reflexiones, aparece un titular que dice "Socióloga asegura que aumentar el postnatal refuerza la idea que el único rol de la mujer es ser madre", refiriéndose a la nueva extensión a 6 meses del postnatal en mi país. Tengo claro que no soy mercado objetivo del postnatal, no trabajo formalmente y tampoco soy una mamá común. Si bien no estoy encerrada en la casa, agradezco tampoco tener que estar encerrada en una oficina todo el día.

En fin... Mi tema es el siguiente: ¿de verdad 6 meses en lo que es toda su vida le parecen demasiado? ¿Uno no puede darse una pausa cuando la necesita? No quiero ni mencionar la posibilidad de que un hijo recién nacido no sea una buena razón para tomársela. Pero me parece tan absurdo... Yo tengo conflictos con eso de que el trabajo, como eufemismo del dinero, sea más importante que cualquier cosa.

Yo pensaba justamente hoy en cómo les enseñamos a nuestros hijos la importancia del futuro, como de una u otra manera les impedimos disfrutar el presente. Y estaba pensando cómo logramos arruinar algo tan importante y tan natural y bueno, aparecen cosas como esta que me lo dejan un poco más claro. No entiendo muy bien eso de que alguien pueda tener un ÚNICO rol en la vida y si así fuera, no creo que elegiría 'trabajadora'. Creo que la gracia está en saber mezclar las cosas, nadie es plano y unidimensional, nadie es una máquina de producción, ni laboral ni familiar.

Carpe diem, preocupémonos por el futuro lo suficiente y nada más, sin dejar que este se interponga en nuestro presente. Después de todo, ¿qué es lo que nos hace felices? ¿Qué es lo que realmente tenemos?

martes, 18 de mayo de 2010

Joven e idealista

Alineación a la derechaVen y critícame yo soy así
Calle 13.


En el último tiempo, he escuchado de diversas fuentes comentarios como "es que tu eres joven e idealista" en distintos formatos. Y la verdad es que no me molesta, yo también me encuentro joven e idealista, lo que me sorprende es que lo digan como algo negativo. Cómo seré de idealista que mi idea es seguir siendo idealista por muchos años más. Asocian mi honestidad, transparencia y optimismo a que soy 'joven e idealista'. Y yo me pregunto ¿cuándo es que algo como la honestidad se transformó en un ideal y dejó de ser un valor?

En muchos sentidos, me rehuso a crecer. Siento que crecer o 'convertirse en adulto' implica dejar de soñar, dejar de creer en la gente, dejar de pensar que se pueden lograr cosas, que podemos cambiar lo que no nos gusta. Y yo debo ser demasiado joven e idealista, porque no quiero una vida así. Soy idealista, no soy estúpida, sé que mucha gente miente, vive en función de sus intereses personales, que nada funciona perfecto y obviamente que yo tampoco soy perfecta, pero ¿entonces no podemos hacer nada?

Pues yo agregaría a sus críticas que además soy rebelde. Yo me rehuso a conformarme con lo que hay, me rehuso a crecer y apagarme, me rehuso a tener una vida sin motivaciones, a dejar de soñar, me rehuso a aceptar que nada puede ser mejor. Alguna vez un amigo me dijo que yo siempre me metía en problemas porque 'no me refugiaba bajo el alero cómodo de la cobardía'. Me lo dijo hace más de 10 años y me encanta seguir sintiéndome identificada.

A mi me gusta mi vida como es: loca, intensa, incomprensible, apasionada, impredecible. Me identifico con el comodín en las cartas, pues no siento que tenga un solo rol determinado. No vine a este mundo solo a producir gas metano. Critíquenme todo lo que quieran: soy joven, rebelde, idealista y me encanta. Todos los grandes logros comenzaron siendo solo un sueño.

domingo, 2 de mayo de 2010

Acumulación

No quería, en serio que no quería, pero hoy en la mañana me levanté y simplemente me puse a ordenar un clóset. Ni siquiera uno, tan solo 3 repisas del clóset, pero pasaron tantas cosas por mi cabeza que pareció eterno. Ayer le dije a mi marido: no estoy en condiciones de ordenar los clóset, eso es una tarea titánica y sigo pensando lo mismo, pero necesitamos el espacio...

¿Qué encontré en estas repisas? Juguetes de mi hija cuando era más chica, cuadernos mios de antes de ser mamá y otros de los primeros meses de mi hija, trabajos del colegio y algunos de la univerdad, un test psicológico que me hicieron en el colegio el último año para ayudarnos a elegir carrera (sin comentarios), documentos del banco, boletas de algunas cosas de la casa y mis revistas de guitarra. Esto último es lo único que sabía que estaba ahí porque todavía las uso, lo demás fue todo un viaje al pasado...

Cuando aprendí que la ciencia no es una acumulación de conocimiento, que este no se va apilando década tras década para transformarse en una gran pila de verdades, me pareció súper obvio y me encantó la nueva definición de proceso, más relativa, más cambiante, más dinámica. Y creo que hasta hoy no me había dado cuenta de que también se aplica a la vida misma. ¿De qué me sirve guardar un buen trabajo que mi profesora favorita elogió en el colegio? ¿De qué me sirven las guías de biología del preuniversitario? ¿De qué me sirven los dibujos de cómo yo pensaba diseñar mi patio? ¿Las órdenes médicas de los primeros años de mi hija?

Todo lo que he vivido está presente hoy en mí, de una u otra manera. Además que mucho no he cambiado, pese a las notables diferentes que creo tener hoy con la niña que rindió ese examen psicológico. Me cuesta, pero los recuerdos no viven en lo material. Soy de esas mujeres que quieren guardarlos, tengo el primer regalo que me hizo mi marido hace 11 años, las buenas notas que me saqué hace 15, el librito que me regalaron mis padres para mi primera comunión y eso que no soy católica ni creyente. Soy de esas que relaciona sentimientos con las cosas y creo que es porque muchas cosas me marcan.

Y por eso es que hoy boté muchas de ellas, porque hoy soy capaz de reconocer las marcas que estas cosas dejaron en mí. Soy lo que soy gracias a todo eso. Hoy de verdad he aprendido que la vida es hoy, el pasado es una ánécdota y el futuro una ilusión. El otro día me preguntaron cuales eran mis expectativas con mi hija... Y me choqueó la pregunta. ¿Expectativas con mi hija? ¡Yo solo quiero que mañana se despierte bien! Eso es lo más lejos que llego. Así que cada vez que se despierta, la abrazo, la digo que la quiero e intento disfrutar este día que tengo con ella. Entre otras cosas, tocamos guitarra, ese hobby del pasado que con mi hija revivió. Le contesté a esta persona lo mismo que espero del día de hoy: que ella sea feliz, que sepa que es totalmente amada.

Presentes, pasados, futuros... ¡Qué relativo! A llenar ahora ese clóset con cosas del HOY.

lunes, 26 de abril de 2010

Agachar el moño

Acabo de tener un 'encuentro' con uno tiburón. De esos que no importa si son tontos y feos, simplemente están arriba tuyo en la cadena alimenticia. Resulta que llevo años trabajando en un proyecto y este fin de semana descubrí que las premisas básicas estaban erradas. Fue una gran alegría, el producto final sería mejor y solo se necesita cambiar un par de cosas para arreglarlo. Con suerte, serán 15 minutos. Pero el pez grande se enojó, amenazó y, finalmente, deberé dejar el trabajo sin corregir. Aunque eso significa que me avergüence de mi trabajo.

Me carga agachar el moño! No entiendo porqué suceden estas cosas. ¿Por qué no podemos respetarnos? ¿Por qué los tiburones pueden hacer lo que se les antoje? No me importa si él quiere ser mediocre, pero que me obligue a mi a serlo? Me indigna, me emputece, me hace creer que así el mundo nunca será un lugar mejor. Así la cantidad de gente infeliz y frustrada siempre irá en aumento.

¿Será que cuando llegan a ser tiburones ya han tenido que agachar el moño tantas veces que tienen un resentimiento muy grande? ¿Será que para llegar a ser tiburón hay que decirle 'sí sí' a todos tus superiores? ¿Será que algún día los pecesillos dorados podremos vivir en un mundo libre de predadores? No quiero que me 'amolden' para ser uno más del montón, me carga que el proceso de educación (tanto formal como informal) se traduzca en eliminar particularidades, diferencias con el resto, que todo fluya suavecito, sin molestar a 'los tiburones' y así perpetuamos el status quo para siempre.

Me carga el status quo. Me carga agachar el moño y no sé si quiero aprender a hacerlo.

PS: Acabo de escuchar una frase que me recordó este post: El clavo que sobresale es martillado.

domingo, 25 de abril de 2010

La cocina el fin de semana

Yo antes cocinaba. Cocinaba rico y me gustaba hacerlo. No voy a decir que era experta, pero´tenía lo propio. Hoy no cocino casi nunca. De lunes a viernes, para bien y para mal, cocina la nana. Intento que deje algo preparado para el sábado porque tengo cero energías para cocinar. Le preparo la comida a mi hija y chao. Si no hay algo para nosotros, aperramos con los buenos tallarines con salsa, lo más sofisticado sería salsa Puttanesca, con cilantro y aceitunas.

Y no tengo rollo con eso, salvo que con el tiempo la acumulación de pizzetas y panes con queso se evidencia. Pero ayer encuentro que fue el colmo: vino una amiga a comer y trajimos comida para llevar de un local. Nunca tuve tiempo ni para pensar qué podría preparar, no hablar de tiempo para ir a comprar las cosas ni para prepararlo! Es casi impensable. Lo bueno fue que mi amiga no venía por la comida sino para vernos y lo pasamos genial igual. Además, la comida estaba riquísima.

Me gustaría tener tiempo para cocinar. Para mí la comida es importante y al menos el fin de semana se debería cocinar en familia, con buenas vibras y tranquilidad. ¡Quizás algún día!

miércoles, 21 de abril de 2010

10 razones por las que odio a la nana nueva

  1. Me llama por un nombre distinto al mio.
  2. No me gustan las toallas de playa en el baño o las tablas de cortar colgadas en el living como si fueran cuadros. Yo sé que mis tablas son bonitas, pero nunca tanto.
  3. No me gusta comer tallos ni vegetales podridos. Ni me gusta tener que explicar la diferencia entre lo comestible y lo no comestible. Tampoco me gusta comer su comida, no tiene mucha cultura de comida: guarda el jamón destapado en el refri, guarda sartenes y ollas con los restos de comida (también destapados además) y cuando recalienta algo, lo calienta todo, no solo la porción que se va a comer.
  4. Es gritona o habla fuerte, es lo mismo. Hasta mis gatos saltan del susto. Hasta su celular suena fuerte. Obviamente, no escucha nuestro teléfono ni el citófono porque están en nuestro umbra de audición.
  5. No me gusta como trata a mi hija. Me desespera que la siente mirando por la ventana, la clásica imagen de un enfermito. La trata como bebé de meses y es una niña bien grande. Ella no come 'papita', almuerza y cena que no es lo mismo. Me molestan las cosas que le dice a ella, o son mentiras o son reclamos o que sus gatos son feos.
  6. Según ella, tengo que ordenar mi casa de manera tal que le sea más fácil limpiarla, como sacar las cosas de la repisa para que esté más liviana y la pueda mover. ¿Mi guitarra en el clóset? No me jodas. Y los libros que estoy leyendo, se quedan en mi velador. ¿Por qué las actividades culturales se asumen poco frecuentes?
  7. Puede tardar horas en hacer aseo en un mismo lugar, todo el día está todo pendiente y revuelto. Piso traperos mojados en cualquier lado y la taza del baño pasa horas 'inusable' o usable bajo mi propia responsabilidad.
  8. Debo estar loca, pero me gustan las botellas de champú en la bañera. No quiero salir mientras me ducho a buscarlos al lavamanos ni al wáter.
  9. Hablando de wáter y baño... Yo almuerzo al lado del baño y la verdad es que me molesta que haga el aseo del baño mientras yo almuerzo. Tiene todo el día para hacerlo, ¿es necesario hacerme comer con olor a detergentes y recordándome dónde va ir a parar lo que estoy comiendo?
  10. Me cae mal, lo dije y que. Para ella todo es terrible, todo es grave, todo está malo, lo que incluye por supuesto muchas de mis decisiones de crianza con mi hija. 'Es que con su abuelita lo pasa bien la niña...' Los problemas más insignificantes son terribles y le producen gran angustia. Sorry, pero me da lata. Si quiere vivir sufriendo y quejándose, no quiero tenerla todos los días en mi casa.
Y así, poco a poco pero más rápido de lo quisiéramos, nos vamos convirtiendo en viejas mañosas. Porque si algo positivo ha tenido esta experiencia es que tengo una lista clara de las cosas que me molestan para compartirla con nuestra próxima nana.

martes, 20 de abril de 2010

Presentación

Esta soy yo. En realidad, no soy yo... Es esa parte de mí que no aparece en otros lados, ya sea porque son temas muy mundanos, porque es políticamente incorrecto o porque simplemente me da verguenza. El famoso lado B o, como lo veo yo, la intersección de todas esas personalidades distintas a la conocida. La parte del iceberg que se oculta bajo el agua aquí es la protagonista, porque muchas veces es la parte más divertida.

¿De qué hablaré en este blog? Simplemente de lo que se me ocurra. Aquí no hay tema, esta es la vida misma (la mía) con todo lo que venga, con sus encantos y desencantos. Desde el arroz quemado hasta el discurso idiota de Evo Morales sobre las hormonas del pollo y pasando sin falta por American Idol. Sin filtro, sin editores, sin intereses. Porque me gusta escribir y aquí está para quien le guste. Porque a veces es bueno ser una mina tonta.